24.5.15

Así y solo así

Laura estiró sus brazos y piernas, levanto levemente su torso y casi contorcionando su cuerpo hacia la derecha; dijo- "Miau,miau,miau". En ese momento Ernesto pasaba por la habitación y alcanzó a oír el maullido, ambos cruzaron mirada y sonrieron. Ernesto  detuvo su atención en ella  tiernamente y le dijo: - "¿Amor, querés tomar mate?". Ella se incorporó y replicó : - Quiero el divorcio. Ernesto se quedó inmóvil por un segundo, todo había terminado, fue incapaz de emitir palabra, se dió media vuelta y se dirigió a la cocina y emprendió un proceso mecánico, casi automático,casi sin pensar, no quería pensar, no podía. Estiro su brazo, agarro del estante el frasco con yerba, abrió la alacena, sacó el mate y se dispuso a colocar yerba en este, el último. Con suma concentración agarro la pava, la coloco bajo la canilla giro la canilla, contemplo el agua llenar la pava, sin más, muerto estaba. Cerro la canilla y puso la pava en la base y la encendió. Los colores de la habitación alternaban, palpitaban de recuerdos y esa frase de Laura se hacia cada vez más fuerte, mas real.Unas débiles lágrimas se hacían presente.
 Punto justo para el mate, la pava se apagó.Abrió otra vez la alacena y sacó el termo y la bandejita como tantas otras veces le puso el mantelito preferido de ella y fue colocando poco a poco mate, termo y galletitas.
Se lleno de valor, como quien tiene terror al agua y se va a zambullir en esta por primera vez- y se dirigió a la habitación.

Laura se había vuelto a dormir.

Con bandejita en mano, la despertó colocando su mano en su enmarañado cabello, pero no metió los dedos...esta vez no quería quedar atrapado, acaricio suavemente con su pulgar la frente de Laura y le dijo: - Amor, ya está el mate.

Ella volvió a contorcionar su cuerpo estirando brazos y piernas, lo miró, se acerco a el, agarro la bandeja y la coloco en el piso y se lanzo a Ernesto cual misil, y comenzó a besarlo apasionadamente. Ernesto no entendía muy bien lo que pasaba, pero tampoco quería analizarlo en ese momento. Ambos desgarraron la ropa del otro y por primera vez no tuvieron sexo como tantas otras veces, esa mañana por primera vez habían hecho el amor. Por primera vez se habían tocado, sentido y entregado a ese momento sin inhibiciones ni reparos. En ese momento fueron libres y de verdad amaron. Amaron sin atar al otro.

Ernesto quedó tendido en la cama, extasiado. Ninguno de los dos emitió sonido.
Ernesto se durmió rápidamente.

Laura se levantó, le costó dar los primeros pasos, todavía estaba mareada. Agarrándose de las paredes. Entro al baño, se miró al espejo y sonrió.

Abrio la canilla de la ducha y dejo que el agua se llevara el resto. Salió del baño, vio su cuerpo desnudo en el espejo y por primera vez le gustó lo que ese gran enemigo reflejaba. Agarro la ropa que había dejado en el living, cubrió su cuerpo, buscó sus llaves y antes de irse contempló por última vez a Ernesto y el mate en el piso.


La vida recién empezaba y se sentía aterradoramente genial.

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