24.5.15

Once-Munro

-¿Por qué lo hice?. Contestó con un mix de emociones que iban desde el enojo, hasta la tristeza y la agresividad. -Porque sabía que la vida no estaba yendo en la dirección que yo quería. Por que poco a poco me estaba convirtiendo en simple, trillada, mundana, normal...en algo que nunca quise, en algo que siempre rechacé. Tuve que parar. Necesitaba dejarlo, así que lo hice. Ya no podía sostenerlo más, es como si "eso" se hubiera apagado en mí. Fue por eso que dejé de escribir.

Lucía la miró desconcertada, se arrepentía de haber preguntado y se había dado cuenta que no estaba a la altura que planteaba Laura. Un silencio incómodo se apoderó de la situación por varios minutos. Ninguna de las dos sabía bien que decir. Laura se sentía avergonzada por su cruel y cobarde realidad. Lucía no sabía muy bien que hacer con semejante declaración, jamás se hubiera imaginado semejante cachetazo de realidad.

Laura sintió la necesidad incontrolable de injerir pastillas, abrió su bolso en busca de ellas, las engullo con desesperación que inmediatamente se transformó en necesidad, felicidad y alivio a la vez. Miro a Lucía, agarró su delicado rostro entre sus manos, acercó su cuerpo al de ella y por primera vez la besó, la besó como había soñado en incansables oportunidades, la besó como sino hubiera principio ni fin, la besó y no le importó su arrolladora heterosexualidad.
Miro hacia la avenida, estiró su brazo para parar el 41 y se subió.
Lucía quedó sola en la avenida, año 0. Por primera vez se entregaba completamente a la duda.

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